Como conté hacé ya bastante tiempo, me he estado leyendo la última novela de Arnaldur Indridason traducida al castellano: La voz.
En realidad terminé de leerla hace ya mucho. Tanto hace que al acabarla empecé a leerme La playa de los ahogados, de Domingo Villar (autor de Ojos de Agua, novela que ya me leí y comenté aquí) y ya me la he terminé también hace como un par de semanas.
Así que antes de que pase más tiempo y me olvide de todo lo bueno y lo malo de La voz, voy a comentarla.
Argumento:
El viejo portero de un famoso hotel de Reykjavik, Gulli, aparece asesinado, vestido de Papá Noel pero con los pantalones bajados, en un cuartucho del sótano del hotel, donde al parecer vivía. Erlendur es, junto con sus ayudantes Sigurdur Óli y Elínborg, el encargado de investigar este nuevo crimen.
Al parecer nadie conocía muy bien al pobre hombre, ni siquiera en el hotel en el que llevaba gran parte de su vida trabajando.
Erlendur, solitario como siempre, se hospeda en el propio hotel para pasar las Navidades mientras intenta avanzar en sus investigaciones, que le llevarán desde el mundo de la prostitución (donde le guiará su propia hija) hasta los coleccionistas de discos.
Lo bueno:
Como en las dos novelas anteriores de Indridason (La mujer de verde y Las marismas), los capítulos son cortos, el estilo directo, la acción rápida, los diálogos vivos. Todo ello contribuye a que la lectura sea muy rápida y enganche.
He de decir que, a diferencia con las dos novelas anteriores, esta vez la intriga se mantiene hasta el final, siendo éste menos predecible. Y eso es lo que hace que, para mi gusto, ésta sea la mejor novela de las tres.
En los otros dos libros del autor, la solución siempre es bastante retorcida, pero no se sabe muy bien cómo, el espabilado de Erlendur sin venir a cuento parece conocer las respuestas desde el principio y parece que toda la investigación que realiza no se encamina más que a confirmar sus sospechas.
En esta novela, como digo, esto no es así. Erlendur por una vez no es tan listo y no tiene ni idea de por dónde van los tiros. Hay varios sospechosos, todos con algo que ocultar, y hasta el final del libro no se sabe cómo encajan cada una de las piezas.
Lo malo:
No sabría definir exactamente qué es lo que tiene este autor para que el estilo de sus novelas me parezca bastante frío (tal vez que es islandés y que todo se desarrolla en Islandia puede ser un motivo para que sea frío).
Supongo que, aparte de que se trata evidentemente de una obra traducida (el islandés, la verdad, no lo domino como para leerla en versión original), el propio estilo es ya muy directo, aséptico. Y esto es una constante en las obras del autor.
Aparte, para mi gusto, los personajes también son algo fríos. No tienen una personalidad demasiado marcada, y Erlendur es todo un topicazo de policía: solitario, divorciado, incapaz de controlar su propia vida, pero muy perspicaz a la hora de investigar.
Luego, otro detalle que no me gusta demasiado es la historia de Elínborg y el juicio de un niño supuestamente maltratado por su padre que, la verdad, no aporta nada a la trama y tampoco sirve para ambientar ni para dar a conocer mejor a los personajes de la novela, con lo que sólo sirve para rellenar.
Pero lo que menos me gusta es ese recurso de empezar de pronto a hablar "en cursiva" como si hubiéramos vuelto al pasado, para rememorar algún acontecimiento antiguo. La verdad que ese recurso es muy cinematográfico, y en una peli puede quedar muy bien de pronto unas imágenes antiguas que le aclaren a uno lo que pasó. Pero para una novela queda forzado.
Valoración:
El viejo portero de un famoso hotel de Reykjavik, Gulli, aparece asesinado, vestido de Papá Noel pero con los pantalones bajados, en un cuartucho del sótano del hotel, donde al parecer vivía. Erlendur es, junto con sus ayudantes Sigurdur Óli y Elínborg, el encargado de investigar este nuevo crimen.
Al parecer nadie conocía muy bien al pobre hombre, ni siquiera en el hotel en el que llevaba gran parte de su vida trabajando.
Erlendur, solitario como siempre, se hospeda en el propio hotel para pasar las Navidades mientras intenta avanzar en sus investigaciones, que le llevarán desde el mundo de la prostitución (donde le guiará su propia hija) hasta los coleccionistas de discos.
Lo bueno:
Como en las dos novelas anteriores de Indridason (La mujer de verde y Las marismas), los capítulos son cortos, el estilo directo, la acción rápida, los diálogos vivos. Todo ello contribuye a que la lectura sea muy rápida y enganche.
He de decir que, a diferencia con las dos novelas anteriores, esta vez la intriga se mantiene hasta el final, siendo éste menos predecible. Y eso es lo que hace que, para mi gusto, ésta sea la mejor novela de las tres.
En los otros dos libros del autor, la solución siempre es bastante retorcida, pero no se sabe muy bien cómo, el espabilado de Erlendur sin venir a cuento parece conocer las respuestas desde el principio y parece que toda la investigación que realiza no se encamina más que a confirmar sus sospechas.
En esta novela, como digo, esto no es así. Erlendur por una vez no es tan listo y no tiene ni idea de por dónde van los tiros. Hay varios sospechosos, todos con algo que ocultar, y hasta el final del libro no se sabe cómo encajan cada una de las piezas.
Lo malo:
No sabría definir exactamente qué es lo que tiene este autor para que el estilo de sus novelas me parezca bastante frío (tal vez que es islandés y que todo se desarrolla en Islandia puede ser un motivo para que sea frío).
Supongo que, aparte de que se trata evidentemente de una obra traducida (el islandés, la verdad, no lo domino como para leerla en versión original), el propio estilo es ya muy directo, aséptico. Y esto es una constante en las obras del autor.
Aparte, para mi gusto, los personajes también son algo fríos. No tienen una personalidad demasiado marcada, y Erlendur es todo un topicazo de policía: solitario, divorciado, incapaz de controlar su propia vida, pero muy perspicaz a la hora de investigar.
Luego, otro detalle que no me gusta demasiado es la historia de Elínborg y el juicio de un niño supuestamente maltratado por su padre que, la verdad, no aporta nada a la trama y tampoco sirve para ambientar ni para dar a conocer mejor a los personajes de la novela, con lo que sólo sirve para rellenar.
Pero lo que menos me gusta es ese recurso de empezar de pronto a hablar "en cursiva" como si hubiéramos vuelto al pasado, para rememorar algún acontecimiento antiguo. La verdad que ese recurso es muy cinematográfico, y en una peli puede quedar muy bien de pronto unas imágenes antiguas que le aclaren a uno lo que pasó. Pero para una novela queda forzado.
Valoración:
Una novela entretenida sin más. La mejor del autor, eso sí, por eso se merece por lo menos como puntuación un 6. Un caso de asesinato interesante, pero nada más. Como quien ve un capítulo de una serie de polis.