Hace ya mucho tiempo que terminé de leer esta novela, así que antes de que termine por olvidarme de los detalles importantes, voy a intentar exponer aquí mi opinión más o menos detallada sobre ella.
Argumento:
El cadáver de un marinero aparece en una playa gallega arrastrado por el mar. El pescador vivía en un pequeño pueblo pesquero,
Panxon, donde, aunque todos lo conocían, no se relacionaba estrechamente con nadie.
Casi todo el mundo quiere creer que se suicidó, pero varios detalles hacen sospechar que no se trata de un simple suicidio.
El inspector Leo Caldas será quien lleve a cabo la investigación, adentrándose en el ambiente marinero del pueblo, donde nadie se atreve a hablar demasiado.
Además, las primeras sospechas le encaminan hacia una dirección poco verosímil, por lo que Caldas tendrá que dar muchas vueltas hasta llegar a alguna conclusión.
Lo bueno:
Lo mejor del libro es el ambiente. No conozco apenas las costas gallegas, pero el autor sabe sumergirnos en su ambiente de invierno, de mar y pesca.
Nos describe constantemente detalles como la lonja, las supersticiones de los pescadores, el paisaje, los diálogos con los personajes, que nos da una idea bastante nítida del entorno donde se sucede la acción y de las personas implicadas. Consigue inspirar sensación de cercanía y de realidad.
También hay que decir que se explaya dando detalles sobre la gastronomía gallega (lo cual sin duda da mucha envidia y mucha hambre).
La trama es intrigante, si bien el comienzo es bastante lento. Realmente hasta más de la mitad de la novela no comienzan a sucederse acontecimientos que realmente nos atrapan, puesto que la investigación del inspector Caldas se atasca y se adentra en un callejón sin salida del que tarda tiempo en escapar.
Al final todas las piezas van encajando poco a poco, y la última parte del libro tiene un ritmo mucho más vivo. Esta vez no se detiene al final del libro en explicaciones redundantes (como sucedía en Ojos de agua) lo cual es de agradecer, puesto que queda todo ya de por sí bastante explicadito.
En definitiva, la trama está bien hilvanada y es interesante.
Lo malo:
Para mí, lo único malo es que el libro es demasiado lento. Como ya he comentado, hasta más de la mitad del libro no comienza a ponerse verdaderamente emocionante, ya que al comienzo da muchas vueltas sobre lo mismo.
También se detiene demasiado en dar detalles sobre el propio Caldas, sobre la enfermedad de su tío y los encuentros con su padre, cosa que aunque ayuda a crear ambiente y a conocer al personaje, puede llegar a sacarnos demasiado de la verdadera trama.
Para mi, el primer capítulo de un libro suele ser determinante. Muchas veces ese primer capítulo ha conseguido que un libro que no me llamaba la atención me enganche, o todo lo contrario, que no sea capaz de continuar leyendo una novela pese a haber depositado buenas expectativas a priori en ella.
En este caso no ha llegado a pasarme, pero ha estado más cerca de lo segundo, puesto que se centra al comienzo en detalles que no aportan nada a la investigación y que no sirven en absoluto para enganchar. Si he continuado leyendo ha sido porque tenía buen recuerdo de Ojos de agua y no quería desistir tan pronto.
Otra cosa que me ha decepcionado un poco es el personaje de Rafa Estévez, que en esta ocasión no ha estado tan inspirado como en la anterior novela. Una pena, porque es un tipo peculiar, muy bien caracterizado en Ojos de agua y que aporta notas de humor, pero que en esta ocasión me ha pasado más desapercibido.
Valoración:
Como nota final, le doy un 6. En conclusión, es una novela entretenida, un poco lenta al comienzo, pero bien trazada y fantásticamente ambientada.
Es bastante recomendable, aunque si tuviera que aconsejar la lectura de una novela de este autor me decantaría sin duda por Ojos de agua.